San Juan de Aznalfarache está frente a Sevilla, en la comarca del Aljarafe. En el centro del singular cerro que caracteriza a la población, encontramos un monumento al Sagrado Corazón de Jesús, que se levantó a mediados del siglo XX, en tiempos del Cardenal Don Pedro Segura. La imagen corona una alta torre en el centro de una amplia explanada y forma parte de un ambicioso proyecto, integrado por una serie de instituciones que reflejan diversos carismas y funciones dentro de la Iglesia.
A un lado de la explanada del Monumento se encuentra la Casa de Cursillos de Cristiandad, en su origen monasterio de clausura; y muy cerca, el colegio, de enseñanza primaria y secundaria; y el Seminario, donde se preparan para el sacerdocio un grupo de jóvenes.
Al otro lado de la explanada, la Casa Diocesana de Ejercicios “Betania”, la parroquia de los Sagrados Corazones, y a los pies del Monumento, Regina Mundi, dedicada a la atención a los enfermos pobres desamparados.
El Señor Jesús está muy bien acompañado: los pobres, los enfermos, los abandonados, las personas que se acercan a rezar, a cambiar de vida, a convertirse, los educadores, los feligreses de la comunidad parroquial. Y todo esto sin grandes palabras, sin publicidad. Este Monumento al Sagrado Corazón en Sevilla es como Nazaret: silencioso pero eficaz.
Cuenta también con unos grandes relieves en mármol con los misterios del Rosario y las estaciones del Vía Crucis.
El 10 de octubre de 1948 fue bendecido el monumento, cuya imagen es obra del escultor José Lafita, que empleó mármol blanco de Macael, en Almería. Jesús tiene los brazos abiertos, en actitud de acogida. La imagen del Señor mira a la ciudad de Sevilla. Y la ciudad de Sevilla puede contemplar la imagen del Señor, que se ve desde muchos puntos de la ciudad.









