jueves, 16 octubre 2025

Los sacerdotes deben ser «hombres de Dios encarnados en el pueblo»

“El sacerdote es un hombre de Dios que se encarna en medio del pueblo con una misión”. De esta forma ha resumido el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, la razón de ser del sacerdote, en el retiro de inicio de curso del clero sevillano, que se ha celebrado esta mañana en la Facultad de Teología San Isidoro.

“El sacerdote es un hombre de Dios que se encarna en medio del pueblo con una misión”. De esta forma ha resumido el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, la razón de ser del sacerdote, en el retiro de inicio de curso del clero sevillano, que se ha celebrado esta mañana en la Facultad de Teología San Isidoro.

El arzobispo ha comenzado su alocución a los sacerdotes de la Archidiócesis agradeciendo a Dios que “siga confiando en nosotros, a pesar de nuestra pobreza y pequeñez”. Además, este final de año jubilar es, a juicio del arzobispo, “una ocasión para mostrar ante el mundo que Dios sigue llamando, principalmente entre los jóvenes”.

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Don José Ángel ha hecho un análisis del contexto social actual, donde “se quiere silenciar a Dios, aunque en Sevilla -ha apuntado- lo notemos menos”. Este silenciamiento pasa por la “ridiculización de la fe y sus expresiones”, ha añadido. Ha abundado en esta circunstancia y ha avisado de la “pérdida del sentido de la vida en todos los niveles”, que paradójicamente desemboca en un vacío existencial, “ya que tenemos más medios y posibilidades que nunca”. Aquí ha aludido también al concepto de “vida líquida”, que angustia a las personas “porque no tienen nada duradero”, y ha situado a las redes sociales como “una posibilidad de evangelización”, en la medida que se pueda “inundar con mensajes cristianos ese universo virtual al que están enganchadas tantas personas”.

“Hombre de la misión, cuya riqueza es Cristo»

En un segundo punto de su discurso, el arzobispo ha recordado la identidad del sacerdote: “hombre de Dios que se encarna en medio del pueblo”. Dirigiéndose a los presbíteros que han llenado el aula Juan Guillén -junto a los dos obispos auxiliares- ha subrayado algunas pautas prácticas del ministerio sacerdotal, destacando la actitud de servicio –“dando la vida constantemente, donde nos toque, donde esté más al servicio de las personas”-, y el hecho de ser “hombres de Dios, hombres encarnados, que tengan una formación y virtudes humanas, dotado de compasión para sufrir con los demás”. Además, ha hecho hincapié en la condición del sacerdote como “hombre de la misión, cuya riqueza es Cristo, libres para evangelizar, con actitud de desprendimiento”.

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Tras el intervalo de oración y adoración al Santísimo en la capilla mayor del Seminario, el arzobispo ha reavivado algunas actitudes del presbítero. La primera de ellas consiste en “reavivar la conciencia del don recibido y de la tarea encomendada”. En este sentido ha aconsejado “estrenar nuestro sacerdocio cada día” y no instalarse en la rutina.

En segundo lugar, ha abogado por formas más comunitarias de vida y acción pastoral, huyendo del “aislamiento y la individualización pastoral”. Finalmente, se ha detenido en destacar el sentido del tiempo en la vida del sacerdote, donde no pueden faltar espacios para la oración, la formación y la acción.

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