martes, 26 agosto 2025

La Junta anilla 21 pollos de alimoche en 2025 y eleva a 391 los ejemplares marcados en Andalucía

La población andaluza cuenta con 26 parejas reproductoras, 20 de ellas en Cádiz y el resto distribuidas por Córdoba, Jaén y Málaga

La Consejería de Sostenibilidad y Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, a través del Plan de Recuperación y Conservación de Aves Necrófagas, ha culminado este mes de julio una nueva campaña de anillamiento de pollos de alimoche (Neophron percnopterus), una de las aves más emblemáticas y amenazadas de nuestro patrimonio natural. Gracias a esta actuación, todos los ejemplares nacidos en Andalucía desde 2025 han sido identificados individualmente y equipados con dispositivos que permitirán su seguimiento en tiempo real. En esta edición se han anillado 21 pollos, lo que eleva a 391 el total de individuos marcados desde el año 2000.

Este programa se enmarca en una estrategia más amplia para proteger y recuperar a las especies de aves necrófagas incluidas en el Catálogo Andaluz de Especies Amenazadas. En el caso del alimoche, una rapaz migradora que cada primavera cruza el Estrecho desde el Sahel africano para criar en Andalucía, las medidas aplicadas buscan frenar el declive sufrido durante décadas por causas fundamentalmente humanas.

- Publicidad -

La población andaluza cuenta actualmente con 26 territorios de cría activos, ocupados por otras tantas parejas reproductoras. La mayoría, 20 concretamente, se localizan en la provincia de Cádiz, mientras que el resto se reparten de forma muy dispersa entre Sierra Morena de Córdoba, las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas (Jaén) y la Serranía de Ronda (Málaga). Esta distribución tan fragmentada refleja las dificultades a las que se enfrenta la especie, como ha explicado el jefe de Servicio de Geodiversidad y Biodiversidad de la Dirección General de Política Forestal y Biodiversidad, Juan Antonio Martín: “A pesar de que en los últimos años la población ha mostrado síntomas de estabilización, continúa siendo muy vulnerable por la elevada mortalidad no natural asociada al uso ilegal de venenos, los parques eólicos y los tendidos eléctricos”.

El proceso de anillamiento, que se realiza siempre en el mes de julio, permite completar el seguimiento reproductivo anual. En esta fase del desarrollo, los pollos aún permanecen en los nidos y tienen un tamaño adecuado para ser manipulados sin riesgo. Para acceder a ellos se utilizan técnicas especializadas de escalada, lo que permite realizar la operación con la máxima seguridad y sin causar molestias innecesarias. Cada ejemplar recibe dos anillas: una metálica con una numeración oficial incluida en la base de datos nacional de anillamiento, y otra plástica de un tamaño mayor que puede leerse a distancia. En algunos casos, además, los jóvenes son equipados con emisores GPS, lo que facilita un seguimiento exhaustivo a lo largo de toda su vida.

“Esta información nos proporciona datos esenciales para conocer cómo se comportan los individuos marcados: cuáles son sus rutas migratorias, sus zonas de alimentación, los factores que amenazan su supervivencia o sus desplazamientos tras abandonar el nido”, ha señalado Juan Antonio Martín, quien ha subrayado que sin estos datos sería muy difícil adoptar medidas eficaces de conservación. “El anillamiento y el seguimiento vía satélite son herramientas imprescindibles para diseñar políticas basadas en el conocimiento científico”, ha añadido.

- Publicidad -

Colaboración con el Zoobotánico de Jerez

En paralelo al anillamiento, la Junta de Andalucía también está impulsando otras medidas para reforzar las poblaciones andaluzas de esta especie. Una de las más innovadoras ha sido la liberación de ejemplares nacidos en cautividad en el Zoobotánico de Jerez y rehabilitados en los Centros de Recuperación de Especies Amenazadas de la propia Consejería. Antes de su suelta definitiva, estos alimoches jóvenes permanecen un tiempo en instalaciones controladas, situadas estratégicamente en el Parque Natural de Los Alcornocales y en el de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas. Allí se adaptan progresivamente al entorno natural, lo que incrementa sus posibilidades de supervivencia. Este año se han liberado once ejemplares dentro de este programa de reforzamiento. Esta medida además supone un excelente ejemplo de colaboración público-privada a través de la implementación de Medidas compensatorias con proyectos de energías renovables y su compromiso con la conservación ambiental de especies protegidas incluidas en Planes de Recuperación y Conservación.

Para completar esta labor, el Plan de Recuperación incluye además censos anuales, vigilancia de los territorios de cría, alimentación suplementaria en puntos concretos del territorio y coordinación con otros programas como la Estrategia Andaluza contra el uso de cebos envenenados o los sistemas de control de mortalidad en instalaciones eléctricas y eólicas. “Trabajamos en todos los frentes para garantizar la supervivencia del alimoche en Andalucía. Es un compromiso que va más allá de lo simbólico: es una responsabilidad con nuestra biodiversidad y con las generaciones futuras”, ha afirmado Martín.

Este esfuerzo continuado ha permitido frenar la regresión que sufrió la especie hasta 2017, año en el que se detectó el mínimo histórico con sólo 23 territorios ocupados. Aunque la situación sigue siendo frágil, la estabilización actual y el leve repunte de la población ofrecen motivos para el optimismo. Andalucía sigue siendo un refugio esencial para el alimoche en la Península Ibérica y, gracias a la implicación de administraciones, centros de recuperación, investigadores y técnicos de campo, esta especie tiene una oportunidad real de seguir formando parte del paisaje andaluz.

Últimas noticias