La exposición ‘Arte y misericordia. La Santa Caridad de Sevilla’ abrirá sus puertas el 1 de julio en el Museo de Bellas Artes de Sevilla. La muestra ofrecerá la oportunidad única de contemplar de cerca obras maestras de Bartolomé Esteban Murillo, Juan de Valdés Leal y Pedro Roldán que se encuentran habitualmente a gran altura o forman parte de retablos en la iglesia del Señor San Jorge de la Hermandad de la Santa Caridad.
La muestra es fruto de la colaboración de la Consejería de Cultura y Deporte con la corporación caritativa, cuyas dependencias -el templo y el hospital- están actualmente sometidas a trabajos de rehabilitación, motivo por el que se exhiben en la pinacoteca sevillana una selección de piezas destacadas de su magnífica colección artística.
La consejera de Cultura y Deporte, Patricia del Pozo, ha destacado que los visitantes podrán ver en esta exposición “una selección de las obras más sobresalientes de la iglesia del Señor San Jorge y del Hospital de la Caridad“, en lo que será una “oportunidad única para conocer en profundidad una de las cumbres del Barroco, permitiendo el acceso de forma directa a obras de Murillo, Valdés Leal, Pedro Roldán y Duque Cornejo”.
La exposición del Museo de Bellas Artes ocupará al completo la sala de temporales, dividida en tres ámbitos diferentes: el primero de ellos, dedicado a Valdés Leal, el segundo, a Murillo, y el tercero estará centrado en las diferentes esculturas realizadas para la iglesia de esta institución, que tiene su origen en el siglo XV, y que está consagrada a la atención de los más desfavorecidos.
Entre las obras que presenta ‘Arte y misericordia. La Santa Caridad de Sevilla’ destacan las dos pinturas de Valdés Leal que la mayoría de los ciudadanos asocian con la institución a la que dio impulso Miguel de Mañara, quien fuera su hermano mayor en el siglo XVII: ‘Finis Gloriae Mundi’ e ‘In Ictu Oculi’, más conocidas como las ‘Postrimerías’. A ellas se suma un retrato de Mañara que realizó este pintor sevillano.
Las ‘Postrimerías’ forman parte del diseño iconográfico del que fuera hermano mayor de la Caridad para la iglesia, para la que requirió también los servicios de Murillo. De este artista se podrán ver en la muestra del Bellas Artes siete obras: ‘La multiplicación de los panes y los peces’, ‘Moisés haciendo brotar el agua de la roca de Horeb’, ‘Santa Isabel de Hungría curando a los tiñosos’, ‘San Juan de Dios transportando a un enfermo’, ‘La Encarnación’, ‘Niño Jesús’ y ‘San Juan Bautista niño’.
Además de estas pinturas, se exhibirán en el museo sevillano esculturas como las de la Virgen de la Caridad, talla anónima policromada por Valdés Leal, los dos ángeles lampararios de Pedro Duque Cornejo, el ‘Ecce Homo’ de los hermanos Francisco y Miguel García y tres obras de Pedro Roldán, el Cristo de la Caridad, San Jorge y San Roque.
Programa iconográfico de Mañara
Este hospital de la zona del Arenal, sede de la Hermandad de la Santa Caridad de Nuestro Señor Jesucristo de Sevilla, tiene su origen en el siglo XV y fue creado con el propósito de asistir a enfermos y necesitados, así como dar cristiana sepultura a los ajusticiados y ahogados en el Guadalquivir. La construcción de la iglesia de San Jorge se realizó en varias etapas, con una primera, entre 1645 y 1662, en la que se establecieron los cimientos y se levantaron los primeros muros.
Sin embargo, no fue hasta 1667 y gracias al tesón de Miguel de Mañara, cuando se concluyó el cuerpo de la iglesia. Un año después se edificaría la cabecera del templo, la sacristía, culminando en 1721 las últimas etapas. La fachada de la actual iglesia es el resultado de varias modificaciones sobre la ejecutada en su origen, y quedó configurada definitivamente en el siglo XVIII, con los característicos paneles de azulejos del ceramista José García y las esculturas de barro atribuidas a Pedro Duque Cornejo.
La muestra quiere indagar en el programa iconográfico que Miguel de Mañara concibió para el templo del Hospital de la Santa Caridad, donde la integración de la arquitectura, la escultura y la pintura ofrece un significativo ejemplo del acercamiento del Barroco a la obra de arte total, con un uso paradigmático de la escenificación pública de la religiosidad que se impuso en la Iglesia tras el Concilio de Trento.