Este sábado 24 de mayo, Arahal vivió uno de los momentos más esperados, la coronación canónica de Nuestra Señora de los Dolores, titular de la Hermandad de Jesús Nazareno, un acontecimiento “que marca un hito en la historia devocional de este pueblo y de esta Archidiócesis”.
La Eucaristía presidida por el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, tuvo lugar en la plaza de la Corredera, repleta de fieles devotos de este municipio arahalense. Durante su homilía reflexionó sobre el significado de una coronación. “Es mucho más que un reconocimiento externo: es una proclamación pública de amor a la Virgen María, una expresión eclesial de veneración auténtica, y un signo visible de la realeza espiritual de la Madre de Dios, coronada en los cielos como Reina y Madre de misericordia”.
Monseñor Saiz Meneses destacó que la “coronación canónica nos recuerda que María es reina no por títulos humanos, sino porque fue la esclava del Señor, humilde servidora de la voluntad divina”.
Acto de fe
“¿Qué significa coronar a la Virgen? ¿Qué sentido tiene esta ceremonia para nosotros, hoy? – se interrogó –. “En primer lugar, es un acto de fe. Proclamamos que María es la Reina porque es la Madre del Rey de reyes. Reconocemos que su misión materna no terminó al pie de la cruz, sino que continúa ahora, en el corazón de la Iglesia”.
“En segundo lugar – prosiguió – es un acto de amor. Esta imagen de Nuestra Señora de los Dolores ha sido objeto de veneración profunda por parte de este pueblo. ¡Cuántas lágrimas han sido derramadas a sus pies! ¡Cuántas súplicas, promesas, acciones de gracias! Coronarla es corresponder a tanto amor recibido. Es decirle: «Madre, te amamos; queremos que reines en nuestros corazones, en nuestras familias, en nuestras comunidades». Es consagrarle nuestra vida, nuestras luchas, nuestras esperanzas”.
Finalmente, añadió don José Ángel “es un acto de compromiso. No basta con coronar a la Virgen con oro o piedras preciosas. La corona que más la agrada es la de nuestras virtudes, la de nuestras obras de misericordia, la de nuestra caridad concreta”.
Animó a los hermanos de Jesús Nazareno a que “vuestra hermandad sea cada vez más eucarística, más mariana, más misionera. Que seáis escuela de santidad, lugar de comunión, espacio de acogida para los jóvenes, para las familias, para los que buscan un sentido en medio del dolor”. A los fieles de Arahal los exhortó también “a vivir esta jornada con sentido profundo. No es solo una fiesta externa, sino una gracia derramada sobre todo el pueblo. María quiere reinar en vuestros hogares, en vuestras escuelas, en vuestros hospitales, en vuestros campos. Quiere llevaros de la mano a Jesús. No tengáis miedo de abrirle vuestro corazón. Dejad que Ella lo transforme con su dulzura”.