lunes, 28 abril 2025

La Iglesia en sede vacante

Es el período que va desde el fallecimiento del Papa hasta el nombramiento de su sucesor. En esos días, la Iglesia la gobierna de forma interina el colegio cardenalicio, y todos los dirigentes de las instituciones curiales y los miembros pierden su cargo. Se exceptúan el penitenciario mayor y el limosnero de Su Santidad. Los cardenales se organizan en dos tipos de congregaciones: general y particular.

Es el período que va desde el fallecimiento del Papa hasta el nombramiento de su sucesor. En esos días, la Iglesia la gobierna de forma interina el colegio cardenalicio, y todos los dirigentes de las instituciones curiales y los miembros pierden su cargo. Se exceptúan el penitenciario mayor y el limosnero de Su Santidad. Los cardenales se organizan en dos tipos de congregaciones: general y particular.

Congregación general

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Se reúne a diario bajo la presidencia del decano del colegio cardenalicio y asisten todos los cardenales que estén en Roma (incluidos los mayores de 80 años, que luego no podrán participar en el cónclave). Habrá dos meditaciones sobre los retos de la Iglesia, a cargo de dos eclesiásticos –“de clara doctrina, sabiduría y autoridad moral”- elegidos por la congregación general.

La Iglesia en sede vacanteLas funciones de la congregación general son: fijar calendario (exequias y cónclave), procurar el buen gobierno de la Iglesia esos días, leer a los cardenales los documentos que hubiera dejado el Papa difunto, mandar la anulación del Anillo del Pescador y el sello de plomo usados para enviar cartas apostólicas y, finalmente, asignar -por sorteo- habitaciones en la Casa Santa Marta.

Cada cardenal deberá prestar el siguiente juramento: “Nosotros, cardenales de la Santa Iglesia Romana, del Orden de los Obispos, del de los Presbíteros y del de los Diáconos, prometemos, nos obligamos y juramos, todos y cada uno, observar exacta y fielmente todas las normas contenidas en la Constitución apostólica Universi Dominici Gregis del Sumo Pontífice Juan Pablo II, y mantener escrupulosamente el secreto sobre cualquier cosa que de algún modo tenga que ver con la elección del Romano Pontífice, o que por su naturaleza, durante la vacante de la Sede Apostólica, requiera el mismo secreto”.

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Seguidamente cada cardenal dirá: “Y Yo, N. cardenal N. prometo, me obligo y juro. Y poniendo la mano sobre los Evangelios”, añadirá: “Así me ayude Dios y estos Santos Evangelios que toco con mi mano”.

Congregación particular

La forman el camarlengo (cardenal Farrell) y tres cardenales asistentes (elegidos por sorteo cada tres días). Llevan los asuntos más inmediatos y urgentes, tanto en el Vaticano como en la Iglesia. Todo lo que ha sido decidido, resuelto o denegado en una Congregación particular no puede ser revocado, cambiado o concedido en otra; el derecho de hacer esto corresponde únicamente a la Congregación general y por mayoría de votos.

Cónclave

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El derecho a elegir Papa corresponde a los cardenales que el día que la sede quedó vacante tengan menos de 80 años. El número máximo de cardenales electores será de 120. Podrán ser electores los cardenales creados y con nombramiento publicado en el consistorio, aunque no hayan recibido aún la birreta y anillo.

Desde que la sede queda vacante se esperará 15 días a los cardenales. Pero el colegio de cardenales podrá adelantar el comienzo del cónclave si consta la presencia de todos los cardenales electores, o retrasarlo algunos días si se dan motivos graves. Como muy tarde a los 20 días, se iniciará el cónclave con los electores presentes. Queda prohibida toda comunicación telefónica, epistolar o de otra naturaleza con personas ajenas al cónclave. Deberán estar disponibles algunos religiosos de varias lenguas para las confesiones, y también dos médicos para eventuales emergencias.

En la mañana del día de comienzo del cónclave se celebrará la misa votiva Pro eligendo Papa en la basílica de San Pedro, y el proceso de elección se celebrará en la Capilla Sixtina y los electores vestirán hábito coral. La norma establece “precisos y severos controles” para asegurar el secreto de las sesiones, bajo pena de excomunión latae sententiae para la persona implicada.

Una vez que los cardenales presten juramento, el maestro de Celebraciones Litúrgicas Pontificias pronunciará el “extra omnes” y las personas ajenas al cónclave deberán abandonar la Capilla Sixtina. Tras la segunda predicación, el eclesiástico encargado sale de la capilla junto al maestro de Celebraciones Litúrgicas Pontificias, y dará comienzo la primera elección. Está prohibido a los electores revelar a cualquier otra persona noticias que, directa o indirectamente se refieran a las votaciones, así como lo que se ha tratado o decidido sobre la elección del Pontífice en las reuniones de los cardenales, tanto antes como durante el tiempo de la elección.

La elección será per scrutinium, y se requiere al menos dos tercios de los votos. La primera tarde habrá un escrutinio, y el resto de días habrá dos votaciones tanto en la mañana como en la tarde. Se elegirá por sorteo tres escrutadores, otros tres encargados de recoger los votos de los electores enfermos (infirmaril), y de tres revisores.

La papeleta será rectangular, llevará en su parte superior la leyenda “Eligo in Summum Pontificem” y podrá ser doblada por la mitad. Cada elector, por orden de precedencia, después de haber escrito y doblado la papeleta, teniéndola levantada de modo que sea visible, la lleva al altar, delante del cual están los escrutadores y sobre el cual está colocada una urna cubierta por un plato para recoger las papeletas. Llegado allí, el elector pronuncia en voz alta la siguiente fórmula de juramento: “Pongo por testigo a Cristo Señor, el cual me juzgará, de que doy mi voto a quien, en presencia de Dios, creo que debe ser elegido”. A continuación, deposita la papeleta en el plato y con éste la introduce en la urna. Hecho esto, se inclina ante el altar y vuelve a su sitio. Cuando todos hayan votado, los escrutadores mezclan las papeletas y proceden al recuento, que se hará en voz alta. Las papeletas serán perforadas con una aguja en la parte donde pone “Eligo” y se insertarán en un hilo. Terminado el recuento, los revisores controlarán la exactitud del proceso y, si no hay elección válida, se quemarán las papeletas junto a las de la siguiente elección. Los escritos de los cardenales también se quemarán. El camarlengo redactará un escrito con los resultados de las votaciones. Este será entregado al Papa y se conservará en el archivo, cerrado en un sobre sellado.

Después de tres días sin resultado positivo, el escrutinio se suspende un día para la oración, libre coloquio y una exhortación espiritual del primer cardenal de la Orden de los Presbíteros. Después se reanudarán las votaciones, y si a los siete escrutinios tampoco hay resultado positivo se hace otra pausa. Esto se repetirá cada siete escrutinios.

En este período se pide que la Iglesia Universal viva este proceso y se eleven oraciones al Señor para que ilumine a los electores en su tarea.

Aceptación, proclamación e inicio de ministerio

El cardenal elegido deberá responder a la siguiente pregunta del decano: “¿Aceptas tu elección canónica para Sumo Pontífice?” Una vez recibido el consentimiento, le pregunta: “¿Cómo quieres ser llamado?” Tras la aceptación, el elegido es inmediatamente obispo de la Iglesia Romana, verdadero Papa y Cabeza del Colegio Episcopal. Si no tuviera carácter episcopal, será ordenado obispo inmediatamente. Seguidamente, los cardenales expresarán un gesto de respetoLa Iglesia en sede vacante y obediencia al neoelegido y, ya en el balcón principal de la basílica, el primero de los cardenales diáconos anuncia al pueblo la elección. El nuevo Papa culmina el proceso impartiendo la bendición Urbi et Orbi.

Tras la ceremonia de inauguración del pontificado, el Papa tomará posesión de la basílica Lateranense.

Cargos relevantes en sede vacante

Camarlengo: cardenal Kevin Joseph Farrell.

Decano del colegio cardenalicio: cardenal Giovanni Battista Re.

Vicedecano del colegio cardenalicio: cardenal Leonardo Sandri.

Decano de la Orden de los Diáconos (Protodiácono): cardenal Dominique Mamberti.

Decano del Orden de los Obispos: cardenal Giovanni Battista Re.

Decano del Orden de los Presbíteros: Michael Michai Kitbunchu.

Maestro de ceremonias: monseñor Diego Giovanni Ravelli.

Penitenciario Mayor: cardenal Angelo De Donatis.

Limosnero de Su Santidad: cardenal Konrad Krajewski.

 

 

 

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