jueves, 21 agosto 2025

Alberto y Ascen, ‘Sevilla no os olvida’

«Nuestra celebración está teñida de dolor, pero también de consuelo y esperanza». De esta manera ha comenzado el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, su homilía en la misa funeral por Alberto Jiménez-Becerril y Ascensión Ortiz, matrimonio asesinado hace hoy 27 años por la banda terrorista ETA. La misa se ha celebrado en la Capilla Real de la Catedral hispalense, y además de los familiares y amigos de los fallecidos, han participado el alcalde, José Luis Sanz; los representantes de los grupos políticos en la corporación municipal, el Parlamento de Andalucía y miembros del Gobierno autonómico.

«Nuestra celebración está teñida de dolor, pero también de consuelo y esperanza». De esta manera ha comenzado el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, su homilía en la misa funeral por Alberto Jiménez-Becerril y Ascensión Ortiz, matrimonio asesinado hace hoy 27 años por la banda terrorista ETA. La misa se ha celebrado en la Capilla Real de la Catedral hispalense, y además de los familiares y amigos de los fallecidos, han participado el alcalde, José Luis Sanz; los representantes de los grupos políticos en la corporación municipal, el Parlamento de Andalucía y miembros del Gobierno autonómico.

El arzobispo ha recordado el dolor que produjeron unas «vidas truncadas de manera criminal y absolutamente injusta», tanto entre sus familiares y seres queridos como en una «sociedad agredida». Ha tenido también un recuerdo hacia el matrimonio asesinado en enero de 1998: «personas llenas de nobleza y generosidad, de talento y de futuro, que siguen presentes en nuestra memoria personal y colectiva». «Sin embargo, la mejor alabanza que podemos decir de nuestros hermanos Alberto y Ascen es que eran personas llenas de bondad, comprometidas, solidarias, personas de fe profunda», ha añadido.

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Más adelante ha afirmado que la muerte es «el paso para ver el rostro de Dios cara a cara; de ahí que ante la muerte los cristianos debemos mantener el mismo asombro que ante la vida». «El destino de nuestros hermanos y el nuestro están en las manos bondadosas de Dios Padre, que perdona nuestras culpas, cura nuestras enfermedades, rescata nuestra vida de la fosa y nos colma de gracia y ternura». «Jesucristo ha resucitado, ese es el fundamento de nuestra esperanza», ha concluido.

Una vez finalizada la Eucaristía, los participantes se han trasladado a la cercana calle Don Remondo, concretamente al punto en el que fueron asesinados, justo en la puerta de su domicilio. Allí se ha vuelto a repetir el mismo ritual que comenzara a realizarse 27 años atrás, con las intervenciones del propio arzobispo, la hermana de Alberto, Teresa Jiménez-Becerril, y el alcalde de Sevilla. En ese punto hay una lápida que deja constancia lo sucedido aquella noche, y debajo de la misma se ha vuelto a colgar una corona de laurel con la leyenda ‘Sevilla no os olvida’.

 

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