La consejera de Sostenibilidad y Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, Catalina García, ha defendido en Bruselas el papel clave de las regiones en el diseño de la futura Estrategia de Bioeconomía de la Unión Europea, reivindicando la aportación de las comunidades autónomas al liderazgo europeo en este ámbito. Lo ha hecho durante la celebración del Consejo de Ministros de Medio Ambiente de la UE donde ha trasladado la posición común de las comunidades autónomas de España ante la futura Estrategia.
Durante su intervención, la consejera ha puesto de relieve que la bioeconomía constituye uno de los pilares sobre los que se sustenta la transición de Europa hacia un modelo económico más sostenible, competitivo y resiliente. En este contexto, ha expresado que la futura Estrategia se concibe como “una oportunidad transversal para el desarrollo sostenible de nuestras regiones rurales, forestales y costeras, la descarbonización de la economía y la autonomía estratégica”, al tiempo que reconoce “la creación de empleo, la igualdad de oportunidades, la diversificación productiva y la valorización de nuestros recursos endógenos”.
El debate se enmarca en el proceso impulsado por la Comisión Europea para actualizar la Estrategia de Bioeconomía. Según los datos expuestos por las instituciones comunitarias, la bioeconomía generó en 2023 un valor de hasta 2,7 billones de euros y dio empleo a 17 millones de personas en la Unión Europea, consolidándose como un ámbito esencial para avanzar hacia una economía limpia y menos dependiente de los combustibles fósiles.
En este sentido, la consejera, junto a la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Sara Aagesen; el viceconsejero de Sostenibilidad y Medio Ambiente, Sergio Arjona, y la delegada del Gobierno de la Junta de Andalucía en Bruselas, Catalina de Miguel, ha explicado que la bioeconomía se basa en el uso de recursos biológicos renovables procedentes de la tierra y del mar, como cultivos, productos forestales, peces, animales o microorganismos, para producir alimentos, materiales y energía de forma sostenible. Un enfoque que, según ha reseñado, conecta directamente con las políticas públicas que desarrollan las comunidades autónomas en ámbitos clave para la cohesión territorial y el desarrollo económico.
Catalina García ha recalcado que la Estrategia incide directamente en áreas donde las comunidades autónomas ejercen competencias fundamentales, como la agricultura, la ganadería o la gestión forestal. En este contexto, ha indicado que “la Estrategia incide en ámbitos donde ejercemos competencias fundamentales“, lo que refuerza la necesidad de que las regiones tengan un papel activo en su diseño e implementación.
Participación efectiva de las regiones
Desde esta perspectiva, la posición común de las comunidades autónomas reclama una participación efectiva de los territorios en la identificación de proyectos y en la planificación de las inversiones asociadas a la bioeconomía. Al respecto, la consejera ha hecho hincapié en la importancia de que los fondos movilizados tengan un impacto directo en las regiones.
El documento consensuado por las comunidades autónomas pone también el acento en la necesidad de reforzar los mecanismos de cooperación entre regiones y Estados miembros, así como las redes de colaboración y la transferencia de conocimiento hacia los territorios menos desarrollados. Una visión que sitúa a las regiones como actores imprescindibles para adaptar la Estrategia a las distintas realidades territoriales de la Unión Europea.
Durante su intervención, la consejera ha dedicado una atención especial al papel de los recursos forestales en el marco de la bioeconomía. En este sentido, ha afirmado que “reivindicamos el papel estratégico de la madera y el corcho como materiales naturales, renovables, circulares y de baja huella de carbono, con aplicaciones industriales alternativas a los productos fósiles, y ligados a una gestión forestal sostenible que equilibra conservación, desarrollo económico y fijación de población rural”.
Esta visión se alinea con el planteamiento de la bioeconomía como herramienta para reforzar la gestión sostenible de los bosques, contribuir a la prevención de incendios y favorecer la conservación de los ecosistemas, al tiempo que se impulsa el desarrollo de nuevas cadenas de valor basadas en recursos renovables. La posición común de las comunidades autónomas defiende la integración de la madera y el corcho en las políticas europeas orientadas a crear mercados líderes y fomentar la compra pública verde.
Catalina García ha remarcado, además, que las comunidades autónomas aportan una experiencia territorial y una capacidad de gestión que resultan determinantes para el éxito de la Estrategia. Desde esta posición, la consejera ha defendido que la futura Estrategia debe reconocer plenamente el papel de las regiones y potenciar su participación efectiva en su desarrollo. Así, ha sostenido que resulta fundamental garantizar que los recursos movilizados en el marco de la bioeconomía lleguen al territorio y se traduzcan en proyectos concretos que refuercen el tejido productivo local y contribuyan a la cohesión económica, social y territorial.



