jueves, 27 noviembre 2025

Monseñor Saiz en la misa por los sacerdotes difuntos: “El ministerio sacerdotal no se mide por la brillantez exterior, sino por la fidelidad silenciosa”

La Capilla de la Antigua de la Catedral de Sevilla ha acogido hoy la Eucaristía por los sacerdotes difuntos durante el último año. La misa ha estado presidida por el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, y concelebrada por los obispos auxiliares de la diócesis, monseñor Teodoro León y monseñor Ramón Valdivia.

La Capilla de la Antigua de la Catedral de Sevilla ha acogido hoy la Eucaristía por los sacerdotes difuntos durante el último año. La misa ha estado presidida por el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, y concelebrada por los obispos auxiliares de la diócesis, monseñor Teodoro León y monseñor Ramón Valdivia.

Durante la misa se ha recordado especialmente a los diez sacerdotes fallecidos durante el último año en la Archidiócesis hispalense: Antonio Gálvez López,  José Vicente Ortiz Bohórquez, Manuel Muñoz Viedma, Adolfo José Petit Caro, José Antonio Gómez Coronilla, Pedro Elena García, Andrés Francisco García Díaz, Luis Javier Merello Govantes, Antonio Granado Bellido y Fernando Jadraque Sanchez, de la Prelatura del Opus Dei. También se ha ofrecido la Eucaristía por dos diáconos permanentes fallecidos el pasado curso: Federico Cereceto Marín y Antonio Sánchez Monroy.

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Durante su homilía, monseñor Saiz Meneses ha invitado a contemplar la muerte desde la fe cristiana y a agradecer la vida y el ministerio de quienes han servido a la Iglesia. El arzobispo ha recordado que “la muerte no tiene la última palabra; la última palabra la pronuncia siempre el amor de Dios manifestado en su Hijo Jesucristo, que ha vencido al pecado y a la muerte”.

Ha continuado haciendo referencia al salmo leído durante la misa: “Nos recuerda que el ministerio sacerdotal no se mide por la brillantez exterior, sino por la fidelidad silenciosa y por la confianza puesta en el Señor. Muchos de los sacerdotes por los que hoy oramos vivieron una existencia discreta, quizá en parroquias pequeñas, en hospitales, en comunidades religiosas o en misiones lejanas. Pero el Buen Pastor conoce sus nombres y premia su entrega callada”.

Durante su reflexión, también ha citado al papa Benedicto XVI cuando en Spe salvi asegura que “el encuentro con Cristo es un momento de verdad y de amor, en el que el alma experimenta el fuego purificador de la mirada de Jesús que sana y transforma. No se trata de un tribunal de temor, sino del abrazo de Aquel que nos conoce y nos ama hasta el extremo”.

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Más adelante, ha exhortado al presbiterio diocesano a “valorar la fraternidad sacerdotal, el apoyo mutuo y la oración compartida”.

Monseñor Saiz ha concluido su homilía insistiendo que “la vida de nuestros hermanos no se ha acabado; se ha transformado. Han pasado al banquete del Reino, donde el Señor les sirve y enjuga toda lágrima. Pidamos por ellos con amor”.

 

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