domingo, 14 diciembre 2025

CONFER | “Consolad, consolad a mi pueblo…” Is. 41, 10

Uno de los cauces, a través de los cuales la Iglesia responde a la necesidad de consolar de todos los tiempos, es la Congregación de Hermanas de Ntra. Sra. de la Consolación, fundada en Tortosa (Tarragona) en 1857, por Santa María Rosa Molas y Vallvé.

Uno de los cauces, a través de los cuales la Iglesia responde a la necesidad de consolar de todos los tiempos, es la Congregación de Hermanas de Ntra. Sra. de la Consolación, fundada en Tortosa (Tarragona) en 1857, por Santa María Rosa Molas y Vallvé.

Nuestra fundadora, canonizada por Juan Pablo II en 1988, forma parte de esa pléyade de santos fundadores del siglo XIX, que respondieron a las grandes pobrezas de ese momento histórico y gastaron su vida en la promoción humana y espiritual de los más necesitados.

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Como su nombre indica, nuestro carisma es consolar al que se encuentra en cualquier situación de desconsuelo, por causas físicas, espirituales, psico-sociales, etc. Y dada la amplitud de estos desconsuelos, llegamos a ellos a través de la educación, el cuidado de las personas mayores, el trabajo social en sus distintas dimensiones, las misiones ad gentes, etc., en 20 países de Europa, América, África y Asia.

El lema de María Rosa Molas fue: “Solo deseo que el pobre sea asistido y Dios alabado”, y su primer biógrafo decía de ella que “no había vacío que su caridad no llenase”. Es lo que intentamos vivir las Hermanas y toda la Familia de la Consolación.

CONFER | “Consolad, consolad a mi pueblo…” Is. 41, 10“La Consolación” se instaló en Sevilla a principio del actual siglo, concretamente en la Residencia de personas mayores que lleva el mismo nombre y que se encuentra en la Avda. de Coria, en el corazón de Triana.

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Más de cien ancianos son acogidos en esta casa, cuyo entorno es sumamente acogedor y en el que la persona mayor encuentra cubiertas, de modo integral, todas sus necesidades.

La dirección del centro, el personal contratado, el voluntariado y la comunidad religiosa caminan todos en la misma dirección, se forman profesionalmente y en el espíritu del carisma y son para los mayores apoyo, estímulo, seguridad y esperanza.

La acción pastoral atiende las necesidades espirituales de los mayores, ofreciéndoles la Eucaristía diaria y otros momentos de oración, escucha de la Palabra, etc. Igualmente se estimulan los distintos aspectos de su persona por medio de un gran abanico de actividades y talleres que les hacen la vida más agradable y sostienen su vitalidad.

En la residencia se vive un ambiente de apertura en el que los ancianos entran y salen con libertad, en la medida de sus posibilidades, y sus familias pueden visitarlos sin ningún tipo de restricciones.

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Las personas mayores viven una forma de pobreza común que, en la mayor parte de los casos, va acompañada de enfermedades físicas o mentales. Trabajar con ellos requiere una vocación y sensibilidad especiales.

Consolar es nuestro objetivo final, que se hace vida acompañando y cuidando al estilo de nuestra Fundadora, teniendo como valor esencial el Evangelio de Jesucristo.

Hermana de Consolación

 

 

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