Monumento al Sagrado Corazón en Sevilla (Monasterio de las Mínimas)
En la calle Pagés del Corro se encuentra el monasterio de Nuestra Señora de la Consolación, de las monjas mínimas, fundadas por san Francisco de Paula, cuya fundación data del año 1565. Siempre han contado con el cariño y la colaboración de los trianeros, que las consideran como «sus monjas», que dedican su vida a la oración, sacrificio y conversión continua de mente y corazón.
En la calle Pagés del Corro se encuentra el monasterio de Nuestra Señora de la Consolación, de las monjas mínimas, fundadas por san Francisco de Paula, cuya fundación data del año 1565. Siempre han contado con el cariño y la colaboración de los trianeros, que las consideran como «sus monjas», que dedican su vida a la oración, sacrificio y conversión continua de mente y corazón.
En el monasterio tienen una vida austera, sencilla y penitencial, ejerciendo la humildad y la caridad. Con este carisma, es fácil entender que la devoción al Corazón de Cristo, ejemplo de caridad y humildad, y llamada constante a la conversión, esté en el centro de la vida conventual.
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En el jardín de entrada al monasterio encontramos una sencilla imagen de molde del Sagrado Corazón de Jesús, hecha en piedra artificial, que recibe y da la bienvenida a todos, porque la iglesia monástica está abierta a todo el que quiera entrar a rezar, en horario de mañana y tarde. La imagen fue donación de Antonio Jacinto Naharro, sacerdote diocesano de Ciudad Real, quien la bendijo el 16 de octubre de 2022, fiesta de santa Margarita María de Alacoque. La estatua tiene un tamaño aproximado de metro y medio, y está colocada sobre un original pedestal en forma de púlpito de forja, que rodea la estatua por los laterales y la parte posterior. El Señor está representado vestido con túnica ceñida y manto, con los pies descalzos apoyados en una base de nubes, con la mano derecha adelantada bendiciendo y la izquierda señalando el corazón, perfectamente visible en el centro del pecho, sobre la túnica. La cabeza, ligeramente ladeada e inclinada hacia adelante, expresa la cercanía de Jesús que invita a tener confianza en Él. De esta forma, al entrar en el monasterio, esta escultura nos recibe e invita a vivir cerca de Dios, unidos a su amor misericordioso. Todos los que entran tienen ocasión de mirar al Señor y dejarse mirar por Él.