sábado, 1 noviembre 2025

Mons. Saiz Meneses en Cantillana: «La Asunción nos recuerda que Dios no abandona su creación»

El arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, ha presidido la misa estacional que se ha celebrado la noche del 31 de octubre en la iglesia parroquial de la Asunción de Cantillana (Sevilla), con motivo del LXXV aniversario de la proclamación del dogma de la Asunción de la Virgen por parte del papa Pío XII. Previamente se celebró el Rosario por las calles de la localidad, acompañando al Simpecado de la hermandad hasta la parroquia. La misa fue concelebrada, entre otros, por el obispo emérito de Almería, monseñor Adolfo González.

El arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, ha presidido la misa estacional que se ha celebrado la noche del 31 de octubre en la iglesia parroquial de la Asunción de Cantillana (Sevilla), con motivo del LXXV aniversario de la proclamación del dogma de la Asunción de la Virgen por parte del papa Pío XII. Previamente se celebró el Rosario por las calles de la localidad, acompañando al Simpecado de la hermandad hasta la parroquia. La misa fue concelebrada, entre otros, por el obispo emérito de Almería, monseñor Adolfo González.

Al inicio de su homilía, el arzobispo afirmó que la Asunción es “el culmen de la historia de María, toda ella marcada por la gracia”. En esta línea, señaló que “María es la bienaventurada por excelencia; en Ella, las Bienaventuranzas se hicieron carne”.

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Seguidamente destacó que “si hay un lugar donde este misterio se vive, se reza, se canta y se encarna con hondura, es Cantillana”. “Aquí la devoción a la Virgen Asunta es identidad y misión, tradición y caridad, belleza y evangelio. Vuestras sabatinas, la Subida, el lenguaje de las flores, la música, los altares, la peregrinación a Roma y tantos gestos catequéticos y caritativos durante este año del LXXV aniversario, proclaman al mundo que María es la esperanza que no defrauda”, añadió.

Haciendo historia, don José Ángel recordó que la proclamación del dogma de la Asunción fue “un mensaje de esperanza para un tiempo herido por guerras y totalitarismos”. Setenta y cinco años después, “la sociedad sigue sufriendo por las guerras y la violencia, y también por la soledad, la fragmentación, el descarte de los débiles, la pérdida de sentido. La Asunción nos recuerda que Dios no abandona su creación y que la historia tiene sentido: Cristo ha resucitado; María participa de su victoria; nosotros somos llamados a la plenitud”.

Finalmente, el arzobispo propuso a los devotos de la Asunción “tres acentos” para este año jubilar: la caridad, la unidad y la misión. “Os animo a ser testigos de Jesucristo en la sociedad del siglo XXI, con el testimonio de una vida ejemplar, con la palabra oportuna de consuelo, de alegría y esperanza”, apuntó, antes de lanzar un ruego que recordó al papa san Juan Pablo II: “No tengáis miedo a la santidad; es plenitud de vida”.

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En el curso de la Eucaristía, la alcaldesa, Rocío Campos, renovó la vinculación de la villa de Cantillana con el dogma de la Asunción de la Virgen, como sucediera hace 75 años, y tras la misa, el arzobispo bendijo la nueva diadema (en la imagen), un regalo de sus fieles, llevada hasta el altar por el hermano mayor, José Antonio Ortiz.

GALERÍA fotográfica del acto

 

 

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