jueves, 30 octubre 2025

El CAAC acoge la primera gran muestra individual de Cachito Vallés en torno a la belleza, el tiempo y la luz

Del Pozo destaca que la exposición "ejemplifica la apuesta de la Consejería de Cultura por acompañar e impulsar la carrera de un artista andaluz de gran proyección"

La consejera de Cultura y Deporte, Patricia del Pozo, ha presentado en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) la exposición ‘El eterno presente’, la primera gran muestra individual institucional de Cachito Vallés (Sevilla, 1986). Concebida como un proyecto integral específicamente desarrollado para el Claustrón Sur y el Arco de San Miguel del Monasterio de la Cartuja, sede del CAAC, la muestra “reúne una treintena de obras realizadas por este artista visual andaluz de gran proyección nacional e internacional, un tercio de las cuales son nuevas producciones creadas para este espacio y esta muestra”, ha destacado Del Pozo.

Para la consejera de Cultura del Ejecutivo andaluz, ‘El eterno presente’ es una muestra de gran significación, ya que “ejemplifica la apuesta de la Consejería de Cultura por acompañar e impulsar la carrera de un artista andaluz de relevancia, impulsándole a dar un paso adelante en su carrera, enlazando así con uno de los objetivos básicos de este espacio de creación contemporánea, que no es otro que promover y apoyar el arte y el tejido cultural de nuestra comunidad autónoma”.

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En este sentido, Del Pozo ha recordado que el CAAC compró una obra del artista en 2020, ‘Harmonic Pattern’, expuesta en el marco de la muestra colectiva ‘Tablao’, que reunió piezas de 38 jóvenes creadores andaluces entre octubre de 2024 y febrero de 2025, y adquirió otra el pasado mes de marzo en ARCO, ‘Zephyr B’, como parte de su programa de apoyo a la creación andaluza, una obra que podrá verse por vez primera en esta exposición.

Comisariada por Yolanda Torrubia, jefa del servicio de actividades y difusión del CAAC, la exposición, que podrá visitarse durante seis meses hasta el 24 de mayo de 2026, se articula como una reflexión en torno al tiempo y sus variaciones, eje que atraviesa toda la trayectoria del artista. “Cachito Vallés es uno de los artistas visuales contemporáneos más interesantes del panorama actual. Sus experiencias inmersivas, que nacen de conceptos científicos y tecnológicos para transformarse en propuestas muy personales cargadas de simbolismo, son realmente únicas”, ha valorado Patricia del Pozo.

‘El eterno presente’ no es una recopilación de piezas del artista sevillano, sino que ha sido concebida como un proyecto específico que entabla un diálogo directo con la arquitectura del CAAC, especialmente con los hornos del Claustrón Sur, testimonio de su pasado industrial, y con el carácter simbólico del Arco de San Miguel, en la zona monumental. El conjunto de 32 obras, a las que se suma una selección de dibujos preparatorios, recorre el trabajo de Vallés, donde la investigación se vincula a la experiencia perceptiva y se propone un acercamiento a la belleza como noción vinculada al tiempo, pues ‘lo bello invita a demorarse’, como se afirma en el ensayo ‘La salvación de lo bello’, de Byung-Chul Han, del que toma el título la exposición.

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Vallés aborda en sus obras cuestiones fundamentales para el ser humano, como la noción temporal, entendida no como una magnitud objetiva, sino como una inquietud trascendental. A ello se suman la posición del individuo, su relación con el espacio o los significados, y los valores de la luz. Sus piezas, de apariencia industrial, recogen, además, su interés por el movimiento, la geometría, la abstracción, la dualidad o la repetición. Las primeras investigaciones de Cachito Vallés se sitúan en el cruce entre la abstracción pictórica norteamericana (Mark Rothko) y la geometría sistemática propia de las corrientes conceptuales y minimalistas (Frank Stella).

A ello se suma la influencia de la música experimental, especialmente aquella que incorpora el azar, la ambientación sonora y la desmaterialización del tiempo como elementos compositivos (John Cage, Brian Eno). En paralelo, su obra recoge el legado de las prácticas desarrolladas en el contexto del Centro de Cálculo de Madrid durante las décadas de 1960 y 1970 (Soledad Sevilla, José Luis Alexanco, Elena Asins, Manuel Barbadillo o Gerardo Delgado), donde se promovía una concepción del arte como sistema regido por estructuras lógico-matemáticas, con implicaciones tanto estéticas como conceptuales, al integrar ciencia, tecnología y creación artística.

La exposición comienza con ‘Vector Rays’ (2019), una de sus primeras experiencias con la luz, que funciona en un bucle continuo interconectado, y le sigue la pieza más reciente de la muestra, ‘Rayleigh’ (2025).

En la primera gran sala se reúnen pinturas realizadas en distintos soportes y a través de diferentes técnicas, con el denominador común de haber sido ejecutadas con programación informática a través de máquinas diseñadas y construidas por el artista. Se trata de las series ‘System’ (2019), producida con impresora 3D, ‘Noise I’ (2023), generada mediante grabado láser sobre madera, o ‘Trace’ (2024-2025), una serie donde en una búsqueda de lo pictórico sobre la tela, las formas evolucionan más libremente, generando un trabajo más orgánico con rotuladores.

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En el pasillo, la serie ‘Continue Forever I y III’ (2021) pertenece a un estado intermedio entre las piezas centradas en la luz y las pinturas, que repiten en el espacio expositivo una acción que genera una obra geométrica lumínica, que aparece y desaparece de manera continua.

‘Red Shift’ (2025) es una gran instalación de metacrilato rojo y aros de acero que se activa con la presencia de los visitantes. ‘La obra explora el uso de la luz vinculándola a los fenómenos astronómicos, como la magnitud de onda. Esta pieza envolvente busca evocar la pequeñez del ser humano ante la magnitud del universo y la profundidad de su propia conciencia’, señala Vallés.

En el centro del Claustrón Sur, dos piezas dialogan con los hornos. ‘Helix’ (2024) reproduce a través de la luz el patrón estándar de la respiración humana y ‘Sideral’ (2025), concebida específicamente para este lugar, se presenta como un gran volumen triangular o un artefacto técnico ancestral, en cuyo interior gira un cilindro metálico con lamas de metacrilato amarillo, como referencia a las ráfagas del sol.

Las obras ‘Zephyr B’ (2024), en la que el artista aborda el concepto de entropía a través de tela en movimiento, ‘Granular’ (2025), que descompone la noción de segundo en secuencias temporales desiguales, o ‘Continuum’ (2025), donde tubos LED se activan con la presencia del espectador, ocupan el pasillo, dando paso a las tres salas finales.

‘Takaluna’ (2025) está concebida como un tótem lumínico y sonoro, que invita a una experiencia introspectiva y trascendente mediante una pantalla LED de gran formato. A través de un software generativo, se despliegan formas, luces y colores en constante transformación. Por su parte, la serie ‘Retícula’ (2024) cierra el círculo abierto en la primera sala dedicada a la pintura, añadiendo al carácter pictórico una dimensión lumínica y abriendo un camino hacia la luz, en unas piezas situadas entre lo pictórico y lo instalativo.

‘Solitude’ (2025) es la instalación de mayor escala realizada por el artista hasta la fecha. En ella, se invita al espectador a adentrarse en un espacio lumínico e intangible. La obra está compuesta por tres muros curvos, delimitando un interior simbólico que remite a arquitecturas arcaicas como Stonehenge. En su interior, un líquido negro vibra con frecuencias sonoras, generando patrones de movimiento en su superficie, añadiendo una dimensión hipnótica y sensorial a la experiencia.

Finalmente, en el Arco de San Miguel, se presenta ‘Sun Twist’ (2025), una obra de gran formato que actúa como portal hacia lo místico y trascendente. Su orientación hacia la cabecera de la antigua iglesia del monasterio de la Cartuja, su forma geométrica de luz y la superficie reflectante refuerzan su condición de umbral entre lo físico y lo espiritual, cerrando el círculo abierto en el Claustrón Sur y subrayando la dimensión ritual del proyecto.

Con esta exposición, el CAAC busca ‘ofrecer una visión global de la trayectoria de Vallés, sus preocupaciones y los temas principales de su pensamiento científico-poético, profundizando en su trabajo y ofreciendo la oportunidad de conocer su trayectoria, ligada a la experiencia tecnológica desde el sur’, señala la comisaria.

Sobre Cachito Vallés. Sevilla, 1986

Cachito Vallés es un artista visual que enfoca su investigación plástica en los conceptos de espacio y tiempo, a los que se acerca desde diferentes perspectivas que se apoyan en dos preceptos: lo científico y lo filosófico. Sus trabajos son abordados desde la experiencia, lo que le permite ramificar sus bases conceptuales en cuestiones precisas asociadas a estas ideas, como son la trascendencia, el posicionamiento, el devenir, lo espiritual, el acontecimiento, el accidente, lo trazado, lo inmaterial y lo ontológico. Para ello emplea un amplio espectro de lenguajes, materiales y procesos que buscan constantemente un equilibrio entre lo estético y lo conceptual.

En este sentido, ha presentado proyectos individuales en espacios como la Galería Luis Adelantado (Valencia), el Museo Carmen Thyssen Málaga, el Centro de Creación Contemporánea de Andalucía (C3A, Córdoba), el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga, el ECCO (Cádiz), el ICAS (Sevilla) y la Sala Santa Inés (Sevilla). Entre sus exposiciones colectivas, destacan las realizadas en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC), el Centre Pompidou Málaga, el Museo Ruso de Málaga, la Sala Vimcorsa (Córdoba) o la Fundación Valentín de Madariaga (Sevilla).

Su obra forma parte de colecciones como las del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, el CAC Málaga, la Colección DKV, la Colección Unicaja y la Fundación Canaria para el Desarrollo de la Pintura.

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