La consejera de Sostenibilidad y Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, Catalina García, ha participado en el Consejo de Medio Ambiente de la Unión Europea, celebrado en Luxemburgo, donde ha trasladado la posición común de las comunidades autónomas de España sobre las conclusiones de la Estrategia Europea de Resiliencia Hídrica, adoptada por la Comisión Europea en junio de 2025.
Durante su intervención, junto al secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, y acompañada del viceconsejero, Sergio Arjona, la consejera ha expresado el respaldo firme y constructivo de las regiones españolas a esta estrategia, “porque representa un marco esencial para garantizar la sostenibilidad del agua, el bienestar de la población, la conservación de los ecosistemas, la cohesión territorial y la competitividad de nuestra economía”.
Catalina García ha defendido que la gestión del agua “no puede abordarse desde una perspectiva parcial o fragmentada, sino como un sistema interconectado que une ecosistemas, territorios y sectores productivos”. Al respecto, ha destacado la importancia de reforzar la cooperación entre administraciones, desde la escala europea hasta la local, y de garantizar una gobernanza multinivel real que escuche a las regiones y tenga en cuenta sus particularidades hídricas.
“Las comunidades autónomas hemos reclamado una verdadera gobernanza multinivel que nos incorpore en la toma de decisiones, porque somos quienes conocemos los territorios y sus necesidades, y quienes sufrimos con mayor intensidad los efectos de la escasez y las sequías prolongadas”, ha señalado.
La Estrategia Europea de Resiliencia Hídrica, impulsada por la Comisión Europea, tiene como objetivo reforzar la capacidad de los Estados miembros para garantizar la disponibilidad y el acceso equitativo al agua en un contexto de cambio climático, creciente presión sobre los ecosistemas y aumento de las necesidades socioeconómicas.
Andalucía ha sido una de las regiones europeas que más intensamente ha vivido los efectos de la sequía estructural, lo que ha permitido a la comunidad autónoma desempeñar un papel activo en la elaboración de esta posición común. La consejera ha recordado que “el acceso al agua ya no puede darse por sentado”, y que la realidad de regiones mediterráneas como Andalucía “la urgencia de contar con políticas adaptativas que refuercen la resiliencia hídrica y aseguren el equilibrio entre sostenibilidad ambiental y desarrollo económico”.
De este modo, la posición común de las comunidades autónomas españolas subraya que la Estrategia debe sustentarse en el acervo jurídico europeo, especialmente en la Directiva Marco del Agua, y alinearse con el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 6 de Naciones Unidas, que persigue garantizar la disponibilidad y gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos.
Modernización, naturaleza e innovación
La consejera ha puesto el acento en la necesidad de combinar las soluciones basadas en la naturaleza con la modernización de las infraestructuras hidráulicas, dos pilares complementarios para reforzar la resiliencia del ciclo del agua. “Defendemos una gestión integrada del ciclo del agua, basada en el enfoque ‘de la fuente al mar’, que proteja los ecosistemas y nuestros sectores productivos, y que combine las soluciones naturales con la ejecución de nuevas infraestructuras hidráulicas”, ha explicado Catalina García.
Así, ha recordado que los bosques y humedales cumplen un papel crucial en la regulación del ciclo hidrológico, en la retención de agua y en la amortiguación de los efectos de las inundaciones, además de ser refugio de biodiversidad. Por ello, la posición común de las regiones reclama una gestión forestal adaptativa que refuerce los servicios ecosistémicos y contribuya a la calidad y disponibilidad del recurso.
La consejera ha señalado, además, la necesidad de garantizar la ejecución de todas las infraestructuras hidráulicas recogidas en los programas de medidas de los planes hidrológicos de cuenca y de los planes de gestión de riesgo de inundación, asegurando los recursos financieros necesarios para su desarrollo y mantenimiento.
Por otro lado, Catalina García ha insistido en que “no puede haber resiliencia hídrica sin financiación estable y adecuada”. En esta línea, ha celebrado que las conclusiones del Consejo de la Unión Europea reconozcan la necesidad de movilizar recursos a través de instrumentos como el Marco Financiero Plurianual, el Banco Europeo de Inversiones o la Política Agraria Común, de manera que se asegure la ejecución de las inversiones necesarias para la transición hídrica. Al hilo de esto último, la consejera ha remarcado que una parte esencial de esa inversión debe orientarse a promover fuentes no convencionales de agua, como la reutilización de aguas regeneradas y la desalación marina, en coherencia con el principio europeo de “eficiencia hídrica primero”.
“Insistimos en la importancia de las aguas regeneradas y de la desalación como soluciones estratégicas para garantizar la disponibilidad del recurso en las regiones más afectadas por el cambio climático”, ha indicado. “Son instrumentos que nos permiten avanzar hacia un modelo de economía del agua más inteligente, competitiva y circular”.
Asimismo, ha resaltado el papel de la digitalización y la inteligencia artificial como herramientas para mejorar la gestión, el seguimiento y la optimización de las redes de distribución, reduciendo las pérdidas y haciendo más eficiente el consumo.
La consejera ha subrayado que es imprescindible disponer de líneas de financiación expresas que permitan seguir avanzando en aguas regeneradas, desalación y digitalización, de modo que las regiones puedan afrontar con garantías los retos derivados del cambio climático y cumplir los objetivos europeos en materia de eficiencia hídrica.
Cohesión y competitividad
Durante su intervención, Catalina García ha hecho hincapié en que el agua es “un elemento vertebrador de la cohesión territorial y social” y que su gestión condiciona directamente la competitividad de la economía. “Hemos defendido que el agua es un factor de cohesión, porque garantiza la igualdad de oportunidades entre territorios y la viabilidad de sectores productivos esenciales como la agricultura, la ganadería, la industria o el turismo”, ha afirmado.
En este sentido, ha reseñado que la Estrategia Europea de Resiliencia Hídrica debe ser también un instrumento para fortalecer la soberanía alimentaria y energética de Europa, asegurando la sostenibilidad de las producciones agrarias y el abastecimiento de agua en los entornos rurales. Igualmente, la consejera ha puesto en valor la visión equilibrada del documento aprobado por el Consejo, que incorpora la dimensión económica del agua, su vinculación con el Pacto Industrial Limpio y su papel en la transición hacia una producción más sostenible y resiliente.
Por último, Catalina García ha valorado el reconocimiento explícito que las conclusiones del Consejo hacen al papel de las regiones en la política del agua, así como su referencia a la diplomacia del agua como una prioridad estratégica de la Unión Europea. “Europa debe liderar la diplomacia del agua desde la cooperación y la solidaridad, compartiendo conocimientos, tecnologías y experiencias que fortalezcan la resiliencia hídrica a escala global”, ha dicho.
Sobre ello, ha añadido que las comunidades autónomas españolas, con Andalucía a la cabeza, “aportamos un capital de conocimiento y una experiencia práctica que pueden servir de ejemplo en la gestión eficiente del agua, en la adaptación al cambio climático y en la educación ambiental”. Para la consejera, “la cultura del agua no se construye solo con infraestructuras, sino también con conciencia social y educación ambiental”.
Por ello, ha defendido la necesidad de promover políticas de sensibilización ciudadana que impulsen un uso responsable del recurso y refuercen la implicación colectiva en su protección. Catalina García ha concluido su intervención recordando que “el agua es el elemento que define el futuro de nuestras sociedades, y protegerla es proteger nuestro bienestar, nuestra economía y nuestra cohesión como Unión Europea”.