En la intimidad del Patio de Casa Salinas, ambas artistas proponen un viaje musical que conecta la tradición española, influencias centroeuropeas y acentos eslavos. Una propuesta que, para Malek, “es como un aire fresco para la ópera en directo y un acierto por parte de la dirección artística del festival”.
La conversación con las artistas gira inevitablemente en torno a Carmen, obra que marcó un antes y un después en la percepción de lo español en Europa. “España se veía como un país exótico, dentro de la corriente orientalista del siglo XIX”, explica Berraondo, y “la figura de Carmen se convirtió en un mito por excelencia”. Malek añade que esa visión reflejaba lo pasional y lo emocional, lo opuesto al orden centroeuropeo, y que aunque no siempre era realista, “inspiró una moda musical que llega hasta nuestros días”.
Su repertorio incluye canciones populares españolas armonizadas por Beethoven, además de piezas de compositores como Szymanowski, que serán interpretadas de forma fiel a los originales, con pequeñas adaptaciones a la voz y al piano. Para Nerea Berraondo, “es una oportunidad única para el público de escuchar temas del género de ópera más partados, que no suelen programarse en las salas de concierto”.
La complicidad entre ambas no es improvisada: nació en tiempos de pandemia, cuando Anna era profesora de Nerea en el conservatorio de Sevilla. Desde entonces, aseguran que lo más importante ha sido disfrutar juntas de cada proyecto. “Con Anna siempre es un gusto. Trabajamos mucho y muchas horas, pero la clave está en pasárselo bien”, confiesa la mezzosoprano. Malek coincide: “nos entendemos tanto en lo musical como en lo personal, y eso hace que todo fluya”.
El Festival de Ópera de Sevilla está siendo, según cuentan, un éxito de público, ellas mismas lo han podido corroborar. A Anna la hemos podido ver en distintos espectáculos como público, y a Nerea en escena, pues ya debutó en su primera semana con Il Califfo di Bagdad. Las funciones se llenan y se palpa entre los asistentes una verdadera afición. Hay una increíble demanda de entradas, haciendo sold out a dos semanas de la propia actuación, un récord para ambas sorprendente. Es contagiosa, además, la atmósfera especial que envuelve cada función: “desde el primer día se percibe una magia en los espacios, en la programación variada, y en el trabajo de todo el equipo de producción y los artistas”.
Ambas creen que la ópera tiene mucho que ofrecer a las nuevas generaciones, menos conectadas por lo general con este género. Para Berraondo, basta con abrir la mente y dejarse llevar: “no hace falta saber nada, solo escuchar y sentir. La curiosidad es la semilla que hace crecer el amor por la ópera y, cuando se siembra, es cuestión de tiempo para que crezca”. Malek, por su parte, invita a descubrir las historias escondidas en cada partitura: “son relatos que también nos hablan hoy y que pueden influir en nuestras vidas”.
Con proyectos originales conjuntos ya en camino, Anna Malek y Nerea Berraondo miran al futuro con la ilusión de seguir construyendo un repertorio compartido. Mientras tanto, Sevilla se prepara para disfrutar de su arte en un festival que confirma, una vez más, que la ópera sigue siendo un espacio de descubrimiento, emoción y complicidad. Su actuación en Sevilla será, sin duda, una de las citas ineludibles del festival.