Pablo Bernal Colón. Albaida del Aljarafe (21/08/1997)
En relación a la vida sacerdotal. ¿Cómo y cuándo fue consciente de su vocación?
Fue todo muy gradual. Empecé a hacer un discernimiento vocacional con 20 años tras un accidente de coche y búsqueda de mayor sentido de vida. Un año y unos meses más tarde, ya acabada la universidad, en el Camino de Santiago tuve una experiencia que me empujó hacia el sacerdocio. Entré en el seminario con 23 años.
¿Cuáles son los pilares de su fe?
La oración ante Jesús Eucaristía ha sido para mí fundamental, junto con la experiencia de vida parroquial y sacramental.
¿Cómo vive la fe en la cotidianidad?
Oración diaria, intentando mantener la presencia de Dios en todo momento, el servicio del día a día, la atención a otras personas, la misa diaria y alguna lectura espiritual.
«El sacerdocio es el amor del corazón de Jesús», escribió el Santo Cura de Ars. ¿Cómo propicia que los demás se enamoren también de Jesús en la Eucaristía?
Actualmente llama mucho la atención un joven que entre en el seminario, porque es contracultural, pero creo que precisamente es a esto a lo que estamos llamados, a propiciar el encuentro con Dios en la realidad de hoy.
Para que los demás conozcan a Cristo y se enamoren de Él, yo siempre propongo la participación en convivencias/retiros sobe el kerigma y que propicien la integración en la vida eclesial. Creo que es una manera muy atrayente y potente a día de hoy, y ya luego hacer un acompañamiento más prolongado.
¿Dónde ha ejercido su pastoral? ¿Qué aspectos destacaría de su servicio en esos lugares? ¿Qué dimensión se ha fortalecido o ha redescubierto?
Mis destinos pastorales hasta ahora han sido: La Parroquia Nuestra Señora de la Salud en Sevilla, el Centro Miguel Mañara, las parroquias San Juan Pablo II en Montequinto y Nuestra Señora de las Huertas en La Puebla de los Infantes. Son lugares donde he visto muy claro cómo Dios me ha ido enseñando y formando por medio de los fieles y de los sacerdotes de esas parroquias. Aprendes de la vida parroquial, pero sobre todo a entregarte en el amor.
Supone una gran alegría al ver que esa llamada de Dios que yo siento está refrendada por la Iglesia, y que la propia Iglesia me quiere para servirla. Es recibir de nuevo el Espíritu Santo para una misión específica que me llevará a una mayor plenitud.
¿Cómo suele motivar a orar por las sacerdotes y por las vocacionales sacerdotales?
Haciendo ver la necesidad que tenemos de oración. Somos tan frágiles como cualquier ser humano, de modo que necesitamos de mucha intercesión.
¿Ha elegido algún pasaje bíblico/ cita o fragmento que le encamine y oriente en su vida sacerdotal, a modo de lema? ¿Con qué santos se identifica y por qué?
Aún no he elegido nada como tal, aunque el diálogo entre Jesús y Pedro en el Epílogo de san Juan siempre me ha interpelado mucho (Pedro, ¿me amas?… Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero… Apacienta mis ovejas). Veo que es el amor a Jesús lo que nos mantiene y envía al ejercicio del ministerio. Además, san Pedro es tan impulsivo y entusiasta, pero tan, tan desastre y frágil que me llega de una forma muy personal. Me habla de perdón y de misericordia de Dios por encima de nuestros errores y debilidades, lo que prima es el amor y las ganas de seguir a Jesús.
¿Cuál es su oración de gratitud al Señor por este regalo?
Pues parece que son palabras cliché y tal, pero verdaderamente siento en el corazón una gran gratitud al Señor por haberse fijado en mí, sin merecerlo, por regalarme tanto amor y tanta experiencia de su fidelidad, y por tenerme reservado tanto bien en las parroquias donde he estado.