Erson Patrick Rosario da Cruz. Cabo Verde (2/03/2002)
En relación a la vida sacerdotal. ¿Cómo y cuándo fue consciente de su vocación?
Empecé a plantearme la vocación a partir de un campamento vocacional, antes de ir no tenía ninguna intención ni deseo de ser sacerdote, pero, en un momento de oración ante el Santísimo Sacramento empecé a plantearme las grandes preguntas de mi vida. Quien me ayudó mucho fue la figura del párroco que teníamos en ese momento, ejercía su sacerdocio con mucha alegría, a partir de allí empecé a cuestionarme ¿por qué no ser sacerdote?
¿Cuáles son los pilares de su fe?
Los pilares de mi fe han sido la oración personaly la oración generosa de la comunidad.
¿Cómo vive la fe en la cotidianidad?
Para mí la vivencia de la fe en lo cotidiano significa, ante todo, dejar que Dios sea el centro de mi día. Me esfuerzo por comenzar y sostener mis jornadas en la oración, porque allí es donde me lleno de su presencia, de su fuerza y de su luz. La oración me recuerda que no camino solo, que dependo de Él.
Pero, esa fe no se queda únicamente en lo interior, sino que me impulsa a llevar al día a día lo que he recibido de Dios. La vivo en la relación con los hermanos, buscando cercanía, escucha y servicio. En los pequeños gestos de fraternidad, en la disponibilidad para ayudar. Esta fe se convierte en un puente entre Dios y los demás: me une a Él en la intimidad de la oración y, al mismo tiempo, me invita a encarnarlo en lo sencillo de cada día, en lo concreto.
«El sacerdocio es el amor del corazón de Jesús», escribió el Santo Cura de Ars. ¿Cómo propicia que los demás se enamoren también de Jesús en la Eucaristía?
En la actualidad, ser sacerdote supone, ante todo, ser un hombre de Dios que se relaciona con Él, que está enamorado de Él. Supone ser un hombre- puente entre Dios y los hombres, lleno de Dios para poder darlo a conocer, no solo desde la teoría, sino desde la propia experiencia de vida, un hombre que esté en el mundo, pero sin ser mundano, y que viva su misión con pasión. Su vida debe ser un reflejo de la alegría del Evangelio. Es imposible amar lo desconocido, por eso es relevante relacionarse con Jesús en la Eucaristía, cara a cara, con más cercanía. Cuando nuestros jóvenes se relacionen más con Él, Dios seguramente los moverá para para la misión.
Mi ministerio pastoral lo he vivido en cuatro parroquias distintas: Nuestra Señora de Belén, en Tomares; Santa Genoveva, de Sevilla; Nuestra señora de la Nieves, de La Rinconada y Nuestra Señora de la Nieves, de La Algaba. También he formado parte del equipo de la Pastoral Vocacional. En todos y cada una de los servicios he descubierto un rostro distinto de la Iglesia: la cercanía y la escucha en la vida parroquial, el trabajo en comunión con sacerdotes y laicos, la importancia de acompañar el sufrimiento con misericordia, y la fuerza evangelizadora de la piedad popular. En la Pastoral Vocacional he aprendido que el testimonio y la oración me llenan el corazón para hablar desde mi propia experiencia del encuentro con Cristo. Todas estas realidades me han ayudado a fortalecer en mí la caridad pastoral, redescubriendo así que el sacerdote está llamado a ser signo de Cristo Buen Pastor en medio de su pueblo.
¿Qué supone este paso al diaconado en el camino de formación?
Es un paso relevante porque supone un cambio radical de vida, marca el inicio real del ministerio ordenado. Lo vivo con mucha reverencia porque implica decirle al Señor un “sí” definitivo.
¿Ha elegido algún pasaje bíblico/ cita o fragmento que le encamine y oriente en su vida sacerdotal, a modo de lema? ¿Con qué santos se identifica y por qué?
Ahora mismo el fragmento que me orienta en mi vida sacerdotal es Juan 15, 15-17, en el que Jesús se dirige a los suyos como amigos y no como siervos. Este pasaje me ayuda a tener un trato de mucha cercanía con Dios, no la de un señor que está lejos, sino la de un amigo que está allí para lo que sea, que me corrige cuando no hago las cosas de la mejor manera. Para mí esto es lo más importante en el seguimiento de Jesús como futuro sacerdote.
El santo con el que me identifico es san Antonio, por su historia de vida, por su sencillez, por abandonar sus bienes materiales y dedicarse al servicio de los más pobres y olvidados de la sociedad, y sobre todo, por su preocupación para la pobreza del hombre que no conoce a Dios, por eso fue un gran misionero.
¿Cuál es su oración de gratitud al Señor por este regalo?
Hay una oración preciosa de san Ignacio de Loyola que dice: “Tomad, Señor, y recibid mi ser”. Es la oración de gratitud que tengo ante el Señor, entregarme por completo en sus manos.