sábado, 16 agosto 2025

Las escritoras sin nombre: anonimato, iniciales o pseudónimos para poder escribir y publicar

El Centro de Documentación María Zambrano aborda las estrategias de las mujeres para hacer frente a su invisibilidad en la literatura

El anonimato, el pseudónimo, publicar con el nombre de su pareja o con iniciales han sido algunas de las estrategias que las mujeres han utilizado a lo largo de la historia para poder escribir. El Centro de Documentación María Zambrano, adscrito a la Consejería de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad a través del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM), ha abordado la invisibilidad de las mujeres en la literatura y cómo autoras muy reconocidas, incluso en la actualidad, han recurrido a estos subterfugios frente a las discriminaciones y prejuicios.

Con el título ‘Anónimo era nombre de mujer: las escritoras sin nombre’, este centro ha organizado un taller dirigido al alumnado de Educación Secundaria donde se han analizado las múltiples causas que han fomentado la invisibilidad de las mujeres escritoras, como la privación de la educación, la creencia de que la literatura era cosa de hombres, la falta de referentes femeninos o la dificultad para poder publicar sus obras ante las reticencias de las editoriales.

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En este contexto, las mujeres han recurrido a diversas estrategias a lo largo de la historia para que sus obras vieran la luz. Así, Louisa May Alcott publicó en 1867 la célebre novela ‘Mujercitas’ bajo el pseudónimo de A.M. Barnard, mientras que Mary Shelley, creadora del personaje de Frankenstein, publicó su novela ‘Frankenstein o el moderno Prometeo’ (1818) bajo autoría anónima. Jane Austen, que escribió obras como ‘Orgullo y prejuicio’ o ‘Sentido y sensibilidad’, no publicó en vida ninguna obra firmada y se ocultó bajo el anónimo “escrito por una dama”.

También las hermanas Brontë, autoras de ‘Jane Eyre’, ‘Cumbres Borrascosas’, y ‘La inquilina de Wildfell Hall’, empezaron su carrera literaria firmando con los nombres masculinos de Currer, Ellis y Acton Bell. Asimismo, la periodista, escritora, traductora y activista de los derechos de la mujer española Carmen de Burgos escribía como Colombine y otros seudónimos. La madre literaria del personaje ‘Mary Poppins’ usó las iniciales para publicar en 1934: P.L. Travers fue Pamela Lyndon Travers.

Estrategias que aún se mantienen hoy en día para sortear los prejuicios ante determinados campos literarios y temáticas. De esta forma, Joanne Rowling, la autora de la saga ‘Harry Potter’, ocultó su nombre bajo las siglas J.K. aconsejada por su editorial que le advirtió que los jóvenes no querrían leer una obra escrita por una mujer. Años más tarde también escogió un seudónimo masculino, Robert Galbraith, para sus novelas policiales y para adultos. Un caso similar al de Erika Leonard Mitchell, escritora de la saga de ‘Cincuenta sombras de Grey’, quien ha utilizado el nombre de E.L. James porque no quería que sus novelas eróticas afectaran a sus hijos. Asimismo, la escritora superventas Eleanor Marie Robertson publicó como Nora Roberts sus novelas románticas y de suspense, pero a sugerencia de sus editores eligió un seudónimo masculino, J.D. Robb, para escribir novelas en otros géneros, como el de fantasía.

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Igualdad en crecimiento

Actualmente es evidente la tendencia hacia la igualdad en la literatura, pero aún persisten discriminaciones tanto en la publicación de obras como en el reconocimiento de las autoras. Así, en el año 2024 se registraron 62.800 títulos, con un 39,7% de escritoras y un 60,1% de escritores. Con respecto a los campos literarios, las mujeres predominan en los títulos de la novela romántica, erótica y la literatura infantil y juvenil. Mientras que los hombres son mayoría en la novela histórica, el ensayo y la novela negra. En cuanto a los hábitos de lectura, las mujeres superan a los hombres como lectoras en todos los tramos de edad.

Con respecto a la distinción de las mujeres escritoras, hay que destacar que solo un 15% de las mujeres (18) han obtenido el Premio Nobel de Literatura en comparación con los 101 hombres que lo han hecho. La mitad de las escritoras premiadas lo han sido en el siglo XXI. Mientras que el Premio de Literatura en Lengua Castellana ‘Miguel de Cervantes’, solo seis mujeres lo han logrado, lo que supone un 12,5% de los 48 premiados que ha habido desde que se creó en 1976.

En el Centro de Documentación María Zambrano se pueden consultar diferentes publicaciones que abordan la invisibilidad de las mujeres escritoras y su evolución en el mundo literario. Este centro está especializado en mujeres y género, si bien sus contenidos y servicios se dirigen a la ciudadanía en general. Posee un amplio fondo documental formado por todo tipo de recursos y de diferentes áreas. Entre sus funciones destaca buscar, seleccionar, organizar, conservar, proporcionar y difundir información y recursos documentales para la promoción de la cultura creada por mujeres y/o realizada con perspectiva de género. Para completar sus servicios, el centro también organiza clubes de lectura, talleres, realiza numerosas actividades formativas y de animación lectora, además de actividades culturales de interés social.

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