La Delegación Diocesana de Pastoral Universitaria organizó un campo de trabajo en Las Palmas de Gran Canaria del 18 al 26 de julio. En coordinación con monseñor José Mazuelos, obispo de Canarias y antiguo director del Servicio de Asistencia Religiosa de la Universidad de Sevilla (SARUS), la diócesis puso a disposición de los universitarios todos los medios para que pudieran implicarse en distintos servicios con personas en riesgo de exclusión social.
En palabras del sacerdote Pablo Guija, delegado de Pastoral Universitaria, “siguiendo el llamado del papa Francisco a tomar conciencia de la crisis migratoria que estamos viviendo, desde la Delegación hemos buscado concienciar a los jóvenes universitarios sobre esta realidad para que se sensibilicen con los hermanos más desfavorecidos”. En esta línea, 24 universitarios colaboraron con tres comunidades religiosas: con los hermanos franciscanos de la cruz blanca a través de proyectos de infancia, mujeres que provienen de la trata de personas o diagnosticadas con diversas patologías; con las religiosas oblatas que desempeñan su servicio fundamentalmente con mujeres en contextos de prostitución, y los claretianos que atienden pastoralmente a los privados de libertad, promueven la reinserción y coordinan un comedor social para personas sin hogar.
Durante la mañana, el grupo de voluntarios se involucró en los proyectos descritos y, por las tardes, conocieron toda la realidad social de la isla, al mismo tiempo que recibieron formación espiritual y humana. “Una semana completa para encontrarse con el Señor en la oración y en la acción”.
NOTA: En la imagen superior, colaborando con la fundación Foresta, regando árboles en una ladera que ardió en 2019.