El Movimiento de Cursillos de Cristiandad (MCC) de Sevilla ha clausurado el curso pastoral con una Eucaristía en la explanada del monumento del Sagrado Corazón de Jesús en San Juan de Aznalfarache, la tarde de este lunes. La celebración eucarística ha sido presidida por Adrián Sanabria, consiliario del movimiento, concelebrada por Manuel Jiménez, viceconsiliario y por Pedro Rodríguez, Alberto Campos y Ángel López, sacerdotes vinculados a MCC.
Durante la homilía, Sanabria ha destacado “la grandeza de Dios evidenciada durante este curso. Una Eucaristía de acción de gracias donde ponemos sobre el altar todo lo vivido durante estos meses”. En esta misa “damos gracias a Dios que se entregó por nosotros”. Refiriéndose al papa San Juan Pablo II y a su encíclica Ecclesia de Eucharistia subrayó que “cuando el cristiano se alimenta del cuerpo de Cristo encuentra fortaleza, alegría, la cruz pesa menos y todo se vive de forma distinta; sin la Eucaristía nos faltaría todo”.
Cuando celebramos la Eucaristía “también damos gracias a Dios por todos los dones y las gracias que nos ha regalado. Hoy nos hemos reunido aquí precisamente para tres cosas: Dar gracias a Dios por su entrega generosa, dar gracias por podernos alimentar de su cuerpo y, porque cuantos estamos aquí somos ‘De colores’ y con Cristo hemos experimentado que Él escribe derecho en los renglones torcidos de nuestra vida”. Prosiguió – “somos ‘De colores’ y nos sentimos contentos porque Dios nos hizo el regalo de poder experimentar su amor a través de un Cursillo de Cristiandad en algún momento determinado de nuestra vida. Gracias Señor por los cursillos, encuentros, ultreyas, celebraciones, clausuras, lágrimas, emociones y sentimientos que hemos compartido este curso pastoral”.
El consiliario de Cursillos de Cristiandad de Sevilla ha añadido que “de la acción de gracias sigue brotando el compromiso de seguimiento a Cristo, por ese motivo le decimos desde el corazón: ¡Señor sigue contando con nosotros!. Cuenta con nuestras manos, nuestros ojos y nuestra vida porque queremos ser peregrinos de la esperanza en medio de nuestro mundo”. Un papel preponderante dentro del movimiento lo tiene la vida comunitaria “que es un lugar de encuentro para la vivencia de la fe, una ‘locura de amor’ que nos enseñaron los primeros cristianos, porque vivían desde la certeza del Espíritu Santo”. Finalmente destacó que “ese es el motivo de ser del cursillista, proclamar a Cristo vivo y hacer discípulos. El fin de todo lo que hace Cursillos de Cristiandad es llenarnos del fuego del Espíritu Santo y anunciar a los demás el amor de Cristo, ese es nuestro cometido y nuestra tarea, ser ‘De colores’ para llevar esperanza a los demás”, expresó Sanabria.
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