Hay enfermedades silenciosas, dolencias que se permanecen ocultas, lastradas por una percepción social sin duda equivocada, y que afectan a un porcentaje nada desdeñable de la población. La situación se torna más preocupante si cabe cuando observamos la incidencia de estas enfermedades mentales entre los jóvenes. Ese fue el tema a debate en la mesa redonda que organizó el Servicio de Asistencia Religiosa de la Universidad de Sevilla (SARUS) en el Paraninfo de la Hispalense el pasado día 22. Un acto que moderó el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, y que contó con las intervenciones de expertos en diversas facetas relacionadas con este grave problema social.
Los expertos han constatado pautas de comportamientos que revelan problemas más profundos y no siempre bien detectados. Por el contrario, las enfermedades mentales están dejando de ser tabúes, y en la actualidad contamos con recursos que ayudan al paciente a afrontar una recuperación con garantías. Esta es una de las conclusiones que salieron del interesante debate que comenzó con un análisis de los factores que suelen incidir en las crisis que sufren los más jóvenes. La doctora Rafaela Caballero destacó el déficit relacional de los jóvenes, imbuidos quizás en la atracción que ejercen las pantallas y sometidos a un estilo de vida muy competitivo. En este contexto, preocupan los índices de ciberacoso y el aislamiento que preside la vida de un porcentaje preocupante de jóvenes.
«Tenemos que hablar más»
¿Cómo se puede mitigar esta problemática? Buscando entornos seguros. Y ahí juega un papel importante la familia. Hay que aceptar los silencios del adolescente, conviene controlar el uso de las redes y potenciar el entorno de amigos. Recomienda a los padres buscar familiares más jóvenes que conecten bien con el adolescente. “Tenemos que hablar más y quizás volver a la adolescencia antigua”, afirmó.
Por su parte, la doctora María José Vázquez ofreció datos reveladores de la incidencia de la ludopatía en estas edades. Una ludopatía que se centra en los juegos de azar, apuestas deportivas y casinos online. Son las denominadas adicciones comportamentales, que desembocan en situaciones desesperadas que pueden acabar en suicidios. Basta un dato: Uno de cada diez jóvenes que entran en un salón de juego online desarrolla ludopatía. Otro: España tiene la tasa más alta de jugadores compulsivos de 14 a 21 años.
De los datos a la experiencia. La doctora María José Trigueros ofreció el testimonio familiar de convivir con una persona que sufría una enfermedad mental. Desde su experiencia, afirmó que hay que huir de la estigmatización, “hay que dejar de considerar estos problemas como un tabú, aunque sean más complicados”. Para empezar, invitó a todos a desterrar la palabra ‘loco’ de cualquier mención a estas personas.
Salud espiritual
Por su parte, la doctora Rocío de Diego introdujo una variante interesante en el debate al afirmar que hay estrategias preventivas en las que se apoyan los adolescentes. Una de ellas es el cultivo de las creencias espirituales, que, entre otras consecuencias, hacen que bajen las ideas suicidas. Tras una investigación de dos años, ha podido demostrar que la salud espiritual ayuda a afrontar retos y repercute positivamente en la salud mental.
Misa en la capilla universitaria y sesión de ‘Youcat’
Al término de la mesa redonda, el arzobispo presidió la Eucaristía en la capilla universitaria. Posteriormente protagonizo una sesión del ‘Youcat’ donde respondió a las dudas y consultas de los universitarios que se dieron cita en la capilla.