Continúan las reacciones en la Iglesia en Sevilla al nombramiento del cardenal Robert Prevost como Sumo Pontífice. La última nos llega desde Perú, país de adopción del papa nacido en Estados Unidos. El sevillano Juan Fernández Salvador, que este año celebra sus bodas de plata sacerdotales, se encuentra de misionero en la diócesis peruana de Huacho. Allí ha tenido ocasión de conocer el nuevo Papa, y esta mañana nos ha dejado sus impresiones al verlo salir por el balcón principal de la logia vaticana, ya revestido como Sucesor de Pedro.
Reconoce que la primera impresión ha sido de sorpresa, y define a León XIV como «un hombre de una sencillez natural, de una humildad innata, cercano al pueblo. Es un místico y un misionero. Místico porque vive unificado con la realidad, porque se siente uno con la creación y con la humanidad, com0 dice su lema episcopal, ‘Que todos sean uno en Él’».
Además, explica que se trata de un verdadero misionero, porque dejó Estados Unidos «y se vino a barrios marginales de Perú». «Su corazón compasivo lo trajo aquí, y ha trabajado en barrios urbanos marginales, donde ha demostrado que su principal preocupación son los más pobres, los más desfavorecidos por la vida, los marginados por el sistema», añade.
Reitera que tenemos ante nosotros a un místico y a un misionero, «que son -explica- dos cualidades maravillosas, perfectas para un Santo Padre».
Fernández Salvador espera que continúe la línea de Francisco: «Esperamos que este gran hombre, misionero cuarenta años en Perú, sea capaz de aglutinar a toda la Iglesia, de caminar unidos, como ha dicho el primer día».