miércoles, 23 abril 2025

La Junta rescata el patrimonio andaluz a través de las figuras de Leygonier y Risueño

Dos exposiciones temporales en los museos de Bellas Artes de Sevilla y de Granada profundizan en la obra de ambos artistas

El Consejo de Gobierno ha tomado conocimiento de las dos exposiciones temporales programadas para esta primavera en el Museo de Bellas Artes de Sevilla y el Museo de Bellas Artes de Granada sobre las obras del fotógrafo Francisco Leygonier (1808-1883), uno de los pioneros de la fotografía en Sevilla, y del pintor barroco José Risueño (1665-1732), del que se exhibirá la serie dedicada a los Mercenarios Descalzos.

Ambas muestras suponen el rescate de dos episodios del patrimonio andaluz. El primero de ellos, Leygonier, uno de los pioneros fotógrafos profesionales de Andalucía, y, el segundo, Risueño, una de las figuras más representativas del barroco granadino de transición entre los siglos XVII y XVIII.

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Comisariada por Juan Antonio Fernández Rivero y María Teresa García Ballesteros la primera de las exposiciones, ‘Francisco Leygonier, primero de los fotógrafos sevillanos’, reúne en el Bellas Artes de Sevilla un total de 81 obras del fotógrafo sevillano de diverso formato: calotipos, albúminas, litografías, cartas de visita, daguerrotipos, facsímiles, dos álbumes de fotografía e, incluso, un cuadro al óleo.

La muestra, que podrá visitarse hasta el 8 de junio de 2025, resulta de enorme interés para conocer tanto los orígenes de la fotografía como la Andalucía de los inicios de la época contemporánea. Leygonier fotografió principalmente vistas y monumentos de Sevilla, como la Catedral, la Giralda, el Alcázar, la Casa de Pilatos y la Caridad. Asimismo, con objeto de ampliar su oferta y dar respuesta a la demanda de su clientela, recorrió Córdoba y Granada para tomar imágenes de su patrimonio, realizó retratos para incluirlos en las populares cartas de visita, sacó reproducciones de pinturas y tomó imágenes de fiestas y procesiones, como la Semana Santa.

Entre sus clientes, destacó especialmente el duque de Montpensier, quien, además de adquirir algunas de sus vistas, le encargó numerosos reportajes como el de la ermita de la Virgen de Valme, su caseta de la Feria o las reproducciones de la colección de óleos que atesoró en el Palacio de San Telmo. Esta muestra está conformada, en gran parte, con fondos de la colección Fernández Rivero, así como con otros originales procedentes del Archivo y la Fototeca Municipal de Sevilla, así como de otras dos colecciones particulares: la de Carlos Sánchez, de Granada, y la de Narbona Algara, de Madrid.

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Por su parte, el Museo de Bellas Artes de Granada acoge hasta comienzos del mes de mayo la exposición ‘José Risueño y los Mercedarios Descalzos: la restauración del ciclo pictórico del Convento de Belén’, la cual presenta por primera vez desde la creación de la pinacoteca en 1839, las obras del ciclo pictórico sobre los Mercenarios Descalzos de este importante artista del Barroco tardío granadino, tras haber sido restauradas íntegramente en los talleres del propio museo.

Se trata de una exposición de pequeño formato, compuesta por nueve obras que forman parte de los fondos fundacionales del museo. Todas ellas componen un ciclo pictórico que fue realizado por José Risueño y Alconchel (1665-1732) para el extinto convento de Belén de Granada, de la orden de mercedarios descalzos, entre 1693 y 1712, a la que se suma una de Jacinto de Molina.

De un lado, se exponen seis cuadros de formato horizontal que representan pasajes de la vida de San Pedro Nolasco, con obras que muestran la fundación de la orden, redenciones de cautivos o sucesos singulares del fundador de los mercedarios. Y de otro lado, se exhiben tres lienzos de formato vertical, que muestran alegorías relacionadas con la prosperidad de la orden mercedaria a través de sus principales miembros y sus benefactores más destacados.

Su exhibición al público como conjunto es inédita ya que, como consecuencia de su estado de conservación, muchas de las pinturas que lo componen no habían sido aún expuestas prácticamente desde la fundación de la pinacoteca en 1839. En estos primeros años, el ciclo pictórico estaba dividido en dos salas diferentes. Al trasladarse e instalar su sede en el Palacio de Carlos V (1958), tan solo una parte del mismo se destinó a la exposición permanente, siendo así hasta el desmontaje de 1995.

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Aunque en el siglo XIX algunas de las pinturas fueron restauradas, mediante la dotación de nuevos bastidores y reentelado, en la actualidad presentaban un deficiente estado de conservación pese a constituir una de las series de mayor valor artístico e histórico de toda la colección. Entre 2022 y 2023 la serie ha sido intervenida en los talleres del Museo de Bellas Artes de Granada, lo que ha permitido su recuperación y puesta en valor, así como devolverle sus notables cualidades estéticas y plásticas.

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