La comunidad salesiana celebró el día de su fundador el pasado viernes, 31 de enero. Muchas fueron las actividades que se celebraron por toda la Archidiócesis en los distintos centros y casas vinculados a la familia salesiana: desde triduos, premios, concursos, talleres y la celebración de la Eucaristía.
El arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, quiso compartir este recuerdo. Así, el jueves día 30 presidió la misa y bendijo la iglesia restaurada de las salesianas de María Auxiliadora de Nervión. Y un día más tarde, presidió la función solemne a san Juan Bosco en el colegio Ntra. Sra. del Carmen, de los salesianos de Utrera.
Durante esta celebración, el arzobispo recordó los inicios del colegio y la llegada a Utrera en 1881 de los “seis primeros salesianos que don Bosco envía a España”.
Más adelante, agradeció “a todos los salesianos y miembros de los grupos de la familia salesiana que han entregado su vida a través de tantos trabajos y servicios, ilusiones y esperanzas, alegría y sufrimientos, desde la primera hora hasta hoy, para llevar el amor de Jesús y María, a la manera de don Bosco, a tantos niños, jóvenes y adultos de Utrera”. Extendió su agradecimiento a profesores, personal de administración y servicios, catequistas, animadores juveniles, miembros del AMPA, familias y, en general, “a todas las personas que han colaborado de tantas maneras para construir el Reino de Dios en esta ciudad a través del carisma salesiano”.
También hizo un repaso por la vida y el carisma de san Juan Bosco y pidió que en el día de su fiesta, “nos sintamos llamados a vivir la santidad de la alegría como el papa Francisco nos recuerda: ‘El santo es capaz de vivir con alegría y sentido del humor. Sin perder el realismo, ilumina a los demás con un espíritu positivo y esperanzado’”.
Finalmente, hizo una llamada a vivir con alegría, “fruto del amor” y a ser humildes y sencillos “como un niño”. Al respecto, añadió, “la humildad sitúa a la persona en la verdad y la libra de la vanidad y de la soberbia. La humildad no es más que la actitud realista, la actitud lógica que tiene la criatura ante Dios, su Creador. El humilde reconoce que todo lo ha recibido de Dios y que no es nada por sí mismo. Don Bosco nos enseña que ‘donde reina la humildad, la Gracia de Dios triunfa’”.