La Capilla de la Fábrica de Tabacos acogió la mañana de este domingo la celebración del tercer día del triduo en honor de María Santísima de la Victoria y Jubileo Circular de las XL Horas, organizada por la Hermandad y Cofradía de Nazarenos de la Sagrada Columna y Azotes de Nuestro Señor Jesucristo y María Santísima de la Victoria. La Eucaristía fue presidida por el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses.
El arzobispo hispalense recordó que “la devoción a la Virgen de la Victoria devoción tiene sus raíces en la conquista de la ciudad de Málaga por los Reyes Católicos. Esta conexión histórica se reflejó posteriormente en la estrecha vinculación de la Hermandad con la Casa Real Española. Esta devoción debe llevarnos a imitar la actitud de María Santísima, que supo aceptar a Jesucristo, comprometiendo su vida con Él desde la Encarnación hasta la Cruz”.
Don José Ángel dijo que “Ella estuvo presente en los primeros momentos de la Iglesia y lo sigue estando hoy para nosotros cómo modelo de la actitud cristiana y cómo Madre de la Iglesia, cuya cabeza es Jesucristo. En la imagen dolorosa de María Santísima de la Victoria contemplamos como se identificó con el dolor de su Divino Hijo para salvar a toda la Humanidad”.
Sobre esta devoción, el arzobispo hispalense añadió que “la Virgen de la Victoria nos guía por el camino de la fe y del amor, de la libertad y la convivencia, y nos ofrece un mensaje de fidelidad y de esperanza. En estos días recordaremos con gratitud los muchos dones que las personas, la Hermandad, las familias, las instituciones y la sociedad de Sevilla han recibido gracias a la intercesión de nuestra titular. El don del amor y la fidelidad, el tesoro de los hijos y la unidad familiar, la fortaleza y el consuelo en tiempos de sufrimiento, la paciencia en las tribulaciones, el gozo y perseverancia en el cumplimiento de las obligaciones de cada día”.
Testimonio, santidad y apostolado
Monseñor Saiz tuvo un especial recuerdo para José García Pastor, hermano mayor de Las Cigarreras y todos nuestros hermanos difuntos. Al término de la celebración eucarística, la hermandad le ha obsequiado un rosario y un cuadro de María Santísima de la Victoria.
Galería de la Eucaristía